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ROSA DE JERICÓ

Peregrina del desierto, viajera incansable y solitaria, La Rosa de Jericó, que inspiró una leyenda, es un preciado amuleto que se utiliza para bendecir los hogares ahuyentando las malas influencias y atrayendo la paz, el poder y la abundancia al mismo. Confiere suerte en los negocios, habilidad en el trabajo, ofrece salud, fuerzas, felicidad y, sobre todo, tiene la propiedad de trasformar las energías negativas en positivas en el lugar donde se encuentre. Creyentes y no creyentes de todo el mundo reconocen sus beneficiosos efluvios.

LeyendaCuenta la leyenda que estando Jesús orando en el desierto, La Rosa de Jericó le perseguía tenazmente arrastrada por los vientos. Se detenía una y otra vez a sus pies y así le acompañaba. Al despertar del alba, la planta se abría con la humedad del rocío y ofrecía al Maestro las gotas de agua posadas sobre sus ramitas. Jesús, sediento tras una noche de oración, calmaba su sed tomando con sus dedos el agua que le ofrecía la planta. Agradecido por haberle apagado la sed, la bendijo. Esta leyenda se extendió por todos los continentes y pronto llegaron a considerarla una Flor Divina.
En muchos pueblos de la tierra se cree que quien adopta y cuida una Rosa de Jericó atrae para sí mismo y para los suyos, paz, fuerza, felicidad, suerte en los negocios, energías positivas, habilidad en el trabajo y bienestar económico; propiedades incuestionables que el mundo esotérico admite como verdaderas y valoran a esta planta como un valioso amuleto. Tales son sus cualidades, que en muchas ocasiones llegaron a pagarse sumas considerables por poseerla, ya que es una planta muy difícil de encontrar.

Constituye una especie única, orihunda de Siria. Prolifera en los desiertos de Arabia, Egipto, Palestina y las riberas del Mar Rojo, sin embargo no crecen en la ciudad de Jericó. ¿Por qué se llama entonces Rosa de Jericó?. Se dice que aproximadamente durante el segundo milenio antes de Cristo, comerciantes y hacendados de esta ciudad la traían desde otros lugares lejanos como un poderoso amuleto que utilizaban para bendecir sus casas y sus negocios. Durante esta época la ciudad de Jericó se encontraba sumida en un gran esplendor, la planta adquirió cada vez más fama y terminó por adoptar el nombre de la ciudad que con tanto ardor la acogió.
Es una planta con pequeñas flores blancas que no suele alcanzar los quince centímetros de altura. Cuando ha florecido, las hojas caen y las ramas se contraen curvándose hacia el centro hasta que toma una forma globosa. En esta fase de su desarrollo el viento del desierto las arranca del suelo y las arrastra a su merced convirtiéndolas en eternas viajeras que se desplazan por estepas y desiertos de otros países y continentes sin respetar fronteras. Tal vez este persistente caminar inspiró la leyenda de Jesús en el desierto.
Pueden permanecer cerradas y secas durante muchísimos años hasta que la humedad o el contacto con el agua vuelve a abrirlas haciendo que recobren su frescura y su belleza. Es entonces cuando extienden de nuevo sus ramas, abren los frutos y dispersan las semillas, como si volviesen a nacer. Por eso también se la conoce como "planta de la resurrección".

Viajera incansable del desierto, solitaria y andarina, venerada y exaltada

La Rosa de Jericó despierta cada día de su letargo milenario para regalarnos su frescura, para ampararnos, para hacer renacer en nuestras vidas la lozanía y, sin pedir nada a cambio, sólo requiere de nosotros un mínimo cuidado.
Es muy fácil conservar y mantener una Rosa de Jericó. Sólo necesita agua limpia y una temperatura no excesivamente alta. Se coloca en un recipiente cualquiera y se cambia el agua de vez en cuando tratando de no dañar las pequeñas raíces. Si queremos que la planta descanse la retiramos del agua y la dejamos secar sobre un papel a temperatura ambiente y en semioscuridad. Si pasado un tiempo queremos recuperarla otra vez, lo único que tenemos que hacer es volverla a poner en contacto con el agua y la Rosa de Jericó nos ofrecerá una vez más un derroche de belleza.
Si queremos utilizarla para conseguir dinero tenemos que colocarla en un recipiente de cristal de acuerdo con las dimensiones de la planta. Llenamos el recipiente de agua y decimos la siguiente oración: "Rosa Sagrada de Jericó procúrame el dinero necesario para poder vivir dignamente". Podemos meter tres o cuatro monedas de color oro en el recipiente y debemos cambiar el agua cada dos días.
Si lo que queremos es eliminar la mala energía tenemos que colocarla en un recipiente lleno de agua el martes o viernes. Cambiamos el agua todos los días y utilizamos la que retiramos para bendecir la casa vertiendo gotas en la entrada del domicilio o negocio y para fregar los suelos y ventanas. Debemos dejar más tiempo la planta en el agua para que continúe absorbiendo las malas vibraciones. De esta manera ese lugar estará protegido de la mala suerte y del infortunio.
También se puede utilizar como amuleto que nos protege de la mala suerte dejándola seca en cualquier parte de la casa o llevándola en el bolso o en cualquier bolsillo de la ropa cuando se sale de casa.
Durante el siglo pasado en Europa, incluida España, la Rosa de Jericó se utilizaba como oráculo con las parturientas. Si la usamos en este sentido debemos introducirla en un vasito o recipiente de boca muy estrecha tratando de no mojar la cabeza de la rosa diez días antes del tiempo estipulado para el parto. Por tradición la rosa se abrirá el día del parto. Cuando abandonamos el hospital debemos sacar la rosa del agua y guardarla en una cajita a la espera de otro feliz nacimiento. La rosa, para este uso, se puede trasmitir de madres a hijas.
Esta viajera incansable puede acompañarnos durante muchos años de nuestra vida. Podemos ofrecerla como legado a nuestros hijos para que siga protegiendo a nuestros descendientes ya que muchas familias españolas atestiguan haberla tenido durante varias generaciones que han llegado a sumar hasta cien años.



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JERICÓ




Importante ciudad del valle del Jordán (Dt. 34:1, 3), en la ribera occidental del río, a unos 8 Km. de la costa septentrional del mar Muerto, y aproximadamente a 27 Km. de Jerusalén. Jericó se halla en la parte inferior de la cuesta que conduce a la montañosa meseta de Judá. La ciudad era conocida como la ciudad de las palmeras (Dt. 34:3; Jue. 3:13); la primera mención en las Escrituras se da en relación al campamento de los israelitas en Sitim (Nm. 22:1; 26:3).

La situación de Jericó, ciudad muy fortificada, le daba el dominio del bajo Jordán y de los pasos que llevaban a los montes occidentales; la única manera de que los israelitas pudieran avanzar al interior de Canaán era tomando la ciudad. Josué envió a dos espías para que reconocieran la ciudad (Jos. 2:1-24), el pueblo atravesó milagrosamente el Jordán en seco, y plantaron las tiendas delante de la ciudad. Por orden de Dios, los hombres de guerra fueron dando vueltas a la ciudad, una vez por día, durante seis días consecutivos. En medio de los soldados, los sacerdotes portaban el arca del pacto, precedida por siete sacerdotes tocando las bocinas. El séptimo día dieron siete veces la vuelta a la ciudad; al final de la séptima vuelta, mientras resonaba el toque prolongado de las bocinas, el ejército rompió en un fuerte clamor, las murallas se derrumbaron, y los israelitas penetraron en la ciudad. En cuanto a la fecha, sería alrededor del año 1403 a.C. (cf. ÉXODO Y PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO).


La ciudad había sido proclamada anatema. A excepción de Rahab, que había dado refugio a los espías, y su familia, todos los demás habitantes fueron muertos. El oro, la plata, los objetos preciosos, entraron al tesoro de Jehová. Josué lanzó una maldición contra quien reconstruyera la ciudad (Jos. 5:13-6:26).


Fue asignada a Benjamín; se hallaba en los límites de Benjamín y Efraín (Jos. 16:1, 7; 18:12, 21).
Eglón, rey de Moab, hizo de ella su residencia en la época en que oprimió a los israelitas (Jue. 3:13).


En el reinado de Acab, Hiel de Bet-el fortificó la ciudad; en el curso de esta fortificación perdió, o sacrificó, a sus dos hijos, en cumplimiento de la maldición de Josué (1 R. 16:34).


Durante el ministerio de Eliseo había en Jericó una comunidad de profetas (2 R. 2:5).


Elías, al ir a ser arrebatado al cielo, atravesó Jericó con Eliseo (2 R. 2:4, 15, 18).


En Jericó fueron puestos en libertad los hombres de Judá que habían sido hechos prisioneros por el ejército de Peka, rey de Israel (2 Cr. 28:15).


Los caldeos se apoderaron de Sedequías cerca de Jericó (2 R. 25:5 Jer. 39:5 52:8).


Después del retorno del exilio, algunos de sus habitantes ayudaron a construir los muros de Jerusalén (Neh. 3:2).

Báquides, general sirio, levantó los muros de Jericó en la época de los Macabeos (1 Mac. 9:50).


Al comienzo del reinado de Herodes los romanos saquearon Jericó (Ant. 14:15, 3).


Después Herodes la embelleció construyendo un palacio y, sobre la colina detrás de la ciudad, levantó una ciudadela que llamó Cipro (Ant. 16:5, 2; 17:13, 1; Guerras 121, 4, 9).


La parábola del Buen Samaritano se sitúa sobre el camino de Jerusalén a Jericó (Lc. 10:30).


La curación del ciego Bartimeo y de su compañero tuvo lugar en el camino de Jericó (Mt. 20:29; Lc. 18:35);


Zaqueo, a quien Jesús llamó para hospedarse en su casa y darle la salvación, moraba en Jericó (Lc. 19:1, 2).


Jericó se halla a casi 240 m. por debajo del nivel del mar Mediterráneo, en un clima tropical, donde crecían las balsameras, la alheña, los sicómoros (Cnt. 1:14; Lc. 19:2, 4; Guerras 4:8, 3).


Las rosas de Jericó eran consideradas extraordinariamente bellas (Eclo. 24:14).


La antigua Jericó se elevaba muy cerca de las abundantes aguas llamadas en la actualidad 'Ain es-Sultãn; ésta es indudablemente la fuente que Eliseo sanó (2 R. 2:12-22; Guerras 4:8, 3).


La Jericó moderna, en árabe «Er-Riha», se halla a 1,5 Km. al sureste de la fuente.


Se encontró abundante cantidad de grano quemado,evidenciando las circunstancias que se narran en ellibro de Josué de que la conquista fue en la época dela cosecha, y que la ciudad no fue rendida por hambre,sino por la caída de las murallas tras un rápido asedio.
Biblical Archaeology Review 1990, No. 3, p. 51




Arqueología:


Ernst Selin y la sociedad Deutsche Orientgesellschaft (1907-1909) iniciaron allí excavaciones sobre el montículo llamado Tell es-Sultan. Fueron continuadas muy extensamente por John Garstang (1930-1936); en 1952 fueron reanudadas por Kathleen Kenyon y por las escuelas de arqueología de Inglaterra y EE. UU. Fue Garstang quien descubrió la evidencia de los muros caídos, y esta evidencia fue fotografiada por él y por posteriores investigadores. Los muros habían caído de dentro hacia afuera. Sus fundamentos no habían sido minados, sino que debieron ser derrumbados por un potente temblor de tierra. También había evidencia de un violento incendio de la ciudad. La revisión de Miss Kathleen Kenyon de esta identificación en base a la cerámica asociada con la cronología de Egipto no tiene en cuenta la necesaria revisión de la estructura cronológica de la historia de Egipto. En base a la revisión de Velikovsky y Courville, la destrucción de Jericó concuerda perfectamente con todos los detalles físicos de la destrucción y con los restos arqueológicos, y no se puede objetar a la identificación efectuada por Garstang en 1930-1936, ni a la fecha de 1400 a.C. Los restos correspondientes a la conquista correspondían a una doble muralla de ladrillos, con un muro exterior de 2 m. de espesor, un espacio vacío de alrededor de 4,5 m. y un muro interior de 4 m. Estos muros tenían en aquel entonces 9 m. de altura. La ciudad, muy pequeña, estaba entonces tan superpoblada que se habían construido casas en la parte alta de la muralla, por encima del espacio vacío entre las dos murallas (cf. la casa de Rahab, Jos. 2:15). El muro exterior se hundió hacia afuera, y el segundo muro, con sus edificaciones encima, se hundió sobre el espacio vacío. Así, la arqueología nos da, en realidad, una evidencia totalmente armónica con el relato de las Escrituras.




Bibliografía:


Courville, D. A.: «Is a Fixed Chronology of Egypt back to ca. 2000 B.C. Mistaken?», en Creation Research Society Quarterly, vol. 11, nº 4, marzo 1975, págs. 202-210; mismo autor: The Exodus Problem and its Ramifications (Challenge Books, Loma Linda, California, 1971);
Velikovsky, I.: Ages in Chaos (Doubleday, Garden City, N.Y. 1952).


Artículo procedente del Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, de Editorial CLIE,Samuel Vila y Santiago Escuain, redactores(CLIE, Terrassa 1985, 1185 pp.).


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JERICÓ

Jericó (en árabe أريحا Ariha; en hebreo יְרִיחוֹ Yériho) es una antigua ciudad situada en Cisjordania, cerca del río Jordán en los Territorios Palestinos.
Los hallazgos arqueológicos de esta ciudad cananea demuestran que se edificó desde hace más de diez mil años. Sus habitantes originarios fueron los cananeos. Jericó está mencionada en los textos bíblicos y situada a orillas del río Jordán, ubicada en la parte inferior de la cuesta que conduce a la montañosa meseta de Judá, a unos 8 km de la costa septentrional de la cuenca seca del Mar Muerto, a casi 240 m por debajo del nivel del Mar Mediterráneo y aproximadamente a 27 km de Jerusalén.
Fue una importante ciudad del valle del Jordán (Dt. 34:1, 3), en la ribera occidental del río. En una época, la ciudad fue conocida como la ciudad de las palmeras (Dt. 34:3; Jue. 3:13); la primera mención en las Escrituras se da en relación al campamento de los israelitas en Sitim (Nm. 22:1; 26:3).

En la tradición judeo-cristiana, la ciudad es conocida como el lugar donde los israelitas retornaron de la esclavitud en Egipto, dirigidos por el Josué, el sucesor de Moisés.

Durante 400 años fue parte del Imperio Otomano hasta 1917, luego estuvo bajo el Mandato Británico de Palestina, pasando a control jordano entre 1948 y 1967 y luego fue conquistada por Israel durante la Guerra de los Seis Días. Desde 1994, después de los Acuerdos de Oslo, pasó a estar bajo la administración de la Autoridad Palestina.
Tiempos prehistóricos

Desde los tiempos prehistóricos se distinguen tres asentamientos distintos cercanos a la localización actual, que abarcan más de 11.000 años, en una posición noroeste respecto al Mar Muerto.

Tell es-Sultán

El asentamiento más temprano fue situado en el actual Tell es-Sultán, un par de kilómetros de la ciudad actual. En idioma árabe, tell significa el ‘montón’ o ‘colina’ de capas consecutivas que se acumularon por la habitación humana, al igual que los establecimientos antiguos en Medio Oriente y Anatolia. Jericó es un tipo de sitio clasificado como Neolítico Pre-Cerámico A (PPN A) y Neolítico Pre-Cerámico B (PPN B). La habitación humana se ha clasificado en varias fases:

Natufiense

Proto-Neolítico: se caracteriza por instalación y construcción de estructuras de piedra de la cultura Natufiense, que comienza en fechas anteriores al 9000 a. C.

PPN A

Neolítico Pre-Cerámico A, 8350 a. C. a 7370 a. C., también llamado Sultaniense. En este periodo se ubica la construcción de un asentamiento de 40.000 metros cuadrados, rodeado por un muro de piedra, con una torre de piedra en el centro de ese muro. En su interior hay casas redondas del ladrillo de barro o adobe. Ya hay uso de cereales domesticados: farro, cebada y legumbres, más evidencias de caza de animales salvajes.

PPN B

Neolítico Pre-Cerámico B, 7220 a. C. a 5850 a. C. Hay una gama muy amplia de plantas domesticadas. También hay evidencias de posible domesticación de ovejas. Hay antecedentes de un culto religioso, que implicaba la preservación de cráneos humanos, con las características de reconstrucción facial con yeso y los ojos cubiertos con cáscaras de frutos en algunos casos. Después del establecimiento de fase de PPN A, allí se evidencia un quiebre o un corte de varios siglos, hasta que se inició el asentamiento de PPN B, que fue fundado sobre la superficie erosionada del tell.

En esta nueva etapa la arquitectura consistió en edificios rectilíneos hechos de ladrillos en fundaciones de piedra. Los ladrillos fueron hechos con las impresiones profundas del pulgar para facilitar su manipulación. No se ha excavado ningún edificio en su totalidad. Normalmente, varios cuartos formaban un racimo alrededor de un patio central. Hay un m grande del sitio (6,5 x 4 m y 7 x 3 m) con divisiones internas, el resto son pequeños, utilizado probablemente para el almacenaje. Los cuartos tienen colores rojos o rosáceo y los pisos están hechos de cal, formando lo que se conoce como terrazzo. Algunas impresiones de las esteras hechas de cañas o de acometidas se han preservado. Los patios tienen pisos de arcilla.

Kathleen Kenyon, una de las más destacadas investigadores del asentamiento de Jericó, interpreta que una de las construcciones fue algo así como una capilla, ya que en una de las paredes tiene un altar. Un pilar de piedra volcánica fue encontrado muy cerca de ese lugar. Sus habitantes enterraban a sus muertos debajo de los pisos o en un terraplén de escombros de edificios abandonados. Hay varios entierros colectivos, aunque no todos los esqueletos se articulan totalmente, lo que puede señalar un período de exposición antes del entierro propiamente tal. Una sepultura de A contuvo siete cráneos. Las quijadas fueron separadas, la cara cubierta con yeso, caracoles marinos fueron utilizados para los ojos. En los otros sitios, se encontraron diez cráneos. Los cráneos modelados fueron encontrados dentro de Tell Ramad y Beisamoun.

Otros hallazgos

• Pedernales: Se han descubierto puntas de flecha (tipo espiga o de muescas laterales) y dentadas, hoces laminadas, buriles, raspadores, algunas hachas de obsidiana negra y obsidiana verde de fuente desconocida.
• Piedras: cuencos y algunas hachas, platos y tazones de piedra caliza suave. También anzuelos hechos de piedra.
• Herramientas de hueso: espátulas y taladros.
• Figuras antropomorfas de yeso, casi de tamaño natural.
• Figuras antropomorfas de arcilla.
• Conchas y trozos de malaquita.

Neolítico Cerámico A y B
A partir del IV milenio a. C. Jericó fue nuevamente ocupada y, en general, los restos del sitio muestran conexión con los grupos sirios y con los del oeste del Eúfrates. Hay edificios de adobe y pisos rectilíneos de yeso.

Edad de bronce

Muchas de las ciudades cananeas fueron destruidas durante el siglo XVI a. C., a finales del Bronce Medio de la Edad de Bronce y tales rastros han sido encontrados en Jericó por 3 distintas excavaciones. Hay también muestras arqueológicas de una pared alrededor de la ciudad con un revestimiento externo de piedra pero construida sobre adobe, que fue destruida en ese período.
La secuencia y las fechas exactas de estos restos son difíciles de establecer y son altamente discutidas. Kathleen Kenyon observó 15 diversos episodios destructivos en los restos de la edad de bronce.

La Biblia describe una de sus destrucciones como resultado de la invasión llevada adelante por Josué, el sucesor de Moisés. Algunos investigadores bíblicos que utilizan las genealogías de las Escrituras, fijan la fecha del Éxodo en el décimo sexto o el décimo quinto siglo a. C., y consideran estos antecedentes como una ayuda muy significativa para confirmar la veracidad del relato bíblico.

Sin embargo, otros eruditos ven una contradicción entre la historia y el texto bíblico en esta área, señalando que los asentamientos más tempranos conocidos de los israelitas no aparecen hasta cerca 1230 a. C., después de que las paredes de Jericó habían sido destruidas.

Tulul Abu El-'Alayiq

Los períodos posteriores que atravesó el área, tales como el helenístico, nuevo testamento, e islámico han dejado los montículos situados en EL-'Alayiq de Tulul Abu, a 2 kilómetros al oeste del moderno Er-Riha.
Arqueología
La primeras excavaciones del sitio fueron hechas por Charles Warren en 1868. Luego, Ernst Sellin y Carl Watzinger excavaron Tell es-Sultán y EL-'Alayiq de Tulul Abu entre 1907-1909 y en 1911. Juan Garstang trabajó allí excavando entre 1930 y 1936. Las investigaciones extensas que usaron técnicas más modernas fueron hechas por Kathleen Kenyon entre 1952 y 1958. Lorenzo Nigro y Nicolo Marchetti condujeron una excavación limitada en 1997. Más adelante, el Dr. Bryant Wood también hizo una visita al sitio para verificar los resultados del equipo anterior a 1997, quienes eran financiados por el Departamento Palestino de Arqueología.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Jeric%C3%B3_(Cisjordania)
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